¡Hello again & hola de nuevo bambolangueros! Tal y como prometí, aquí estamos con una nueva entrada del blog. Y como ya sabéis, el tema de este mes es la fruta. Así que hoy quiero compartir con vosotros uno de los pasatiempos favoritos de las Boo, que va muy vinculado con la fruta. (Os recuerdo que la imagen de Word Watch de la semana pasada era: banana & plátano).
Banana, apple, carrot and courgette…
A las Boo las encanta cocinar. Y por suerte, ¡también les encanta la fruta! Siempre hemos intentado promover que coman fruta para picar entre comidas, o para postre. Y de hecho, suelen ser ellas quienes lo piden sin que se lo tengamos que ofrecer. Eso dicho, no somos perfectos y como en todas las familias, también pecamos de comer en ocasiones demasiadas cosas menos saludables…
Así pues, en la sede de bambolango nos gusta que se lleven fruta o verdura al colegio para almorzar, y no sólo en los días estipulados por el propio cole. Pero para que no se aburran de siempre llevarse un plátano (banana), una manzana (apple), o unas uvas (grapes) por ejemplo, intentamos variar un poco. De manera que muchos domingos por la mañana sacamos los libros de cocina y elegimos una receta “medio sana” que incluye una fruta o verdura.
Algunas de las recetas favoritas que cocinamos juntas son: “Apple Dappies”, magdalenas de zanahoria y calabacín, y banana muffins.
¿Muffins o Moffins? Y ¿de dónde proceden las “banana moffins”?
Las Boo han nacido en una familia de grandes cocineras y cocineros. Tanto sus 4 bisabuelas, como ambas abuelas y uno de sus abuelos son grandes aficionados a la cocina, con bastante buen resultado además. (Yo no puedo presumir de este título, si bien es cierto que cuando hay tiempo y ganas, sí que saco buenos platos). Con lo cual, con frecuencia tienen muchas oportunidades para divertirse y pasar tiempo con la familia creando comidas deliciosas para todos.
Una de las primeras recetas que cocinamos juntas yo y ellas era las “banana moffin”. Una receta heredada de la bisabuela de las Boo. Y un tesoro al contemplar que no suele compartir sus secretos de la cocina. Y ¿por qué he dicho moffin y no muffin? Pues porque así lo escribió ella al apuntar la receta, y a los mayores de la familia nos encantó el fallito. Tanto que al hablar de esta famosa receta entre los adultos, seguimos refiriéndonos a ella así.
Es una receta sencilla y deliciosa. Ideal para practicar con manos pequeñas e inexpertas. Y aunque no voy a revelaros los secretos de la bisabuela, sí que os diré que consiste en juntar los ingredientes “secos”, juntar los ingredientes “húmedos” y luego mezclarlo todo… ¡Así de fácil!
La cocina y los bambolangueros
¿Y por qué os cuento todo esto? Pues porque cocinar juntos tiene muchísimos beneficios.
En primer lugar es una manera muy divertida de practicar el vocabulario del idioma a adquirir. Comentamos los ingredientes, su peso, su color, su forma, su olor. Detallamos los utensilios que necesitamos, su aspecto y su uso. Y hablamos de rutinas, de lavarse las manos, de recoger al terminar, y de fregar lo que hemos usado.
Al mismo tiempo, nos ayuda a sembrar desde bien pequeños el amor por la comida saludable y casera. Podemos buscar recetas fáciles con frutas y verduras, lo cual además nos permite conversar con los peques acerca de la procedencia y origen de los diferentes ingredientes.
Además, la cocina también nos da la oportunidad de trabajar los números. Al pesar los ingredientes siempre pido a las Boo que viertan los ingredientes al bol hasta que la báscula llegue a tal número. Así también facilitamos el reconocimiento de números grandes (para Big Boo a sus 6 años) y números pequeños (para Little Boo a sus 3 añitos).
Por otra parte, algunas recetas también facilitan la motricidad fina. Por ejemplo para hacer galletas se tiene que juntar la grasita con la harina, haciendo un movimiento concreto con los dedos. Para hacer crepes por ejemplo hay que habilitar un agujerito en la harina con sus dedos para poner el huevo.
Y lo que además es genial, es que la cocina crece con los pequeños. Por ejemplo, los más pequeños pueden mezclar, pesar ingredientes, verter líquidos con ayuda, usar moldes de galletas etc. Y conforme se van haciendo más mayores, pues las funciones que pueden hacer aumentan en dificultad. Con los utensilios apropiados (hay especiales para niños), pueden pelar frutas, rayar, cortar, romper huevos – siempre con la ayuda y supervisión de un adulto, claro está.
En conclusión…
Os animamos a cocinar una receta con los peques y ¡contarnos vuestra experiencia! Y antes de despedirnos, os damos algunos consejos a seguir a la hora de emprender esta nueva actividad:
- Elegir una receta sencilla (en lo que se refiere a los ingredientes, utensilios y técnica).
- Hacerles partícipes lo máximo posible. Que no sean meros observadores, si no que realmente ayuden.
- Hablar, hablar y hablar durante todo el proceso. Estimular la conversación para que todos practiquéis el vocabulario relacionado con la cocina.
- Pensar en cómo se puede variar o mejorar la receta para el futuro. Así la podéis repetir sin que lleguéis a aburriros de la misma comida. (Por ejemplo, añadiendo pasas, o usando harina integral, o añadiendo una especia, etc.)
- Compartir el resultado con la familia y los amigos, así los peques pueden contarles cómo lo han hecho y se sentirán muy orgullosos de su trabajo.
Por último, siempre queremos que tengáis presente que estamos aquí para ayudaros. Así que, si tenéis alguna duda o pregunta relacionada con lo que os hemos contado, explicádnosla en los comentarios o vía email: hello@bambolango.com.
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Escrito por Deborah Sigler – directora de bambolango y mamá bilingüe de “las Boo” trilingües
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